sábado, 8 de febrero de 2014

LIQUIDADORES: LOS HÉROES DE CHERNOBYL “CHERNÓBIL, LA NOCHE DEL FIN DEL MUNDO” Y EL FRAGIL RESPIRO DE LOS MUERTOS DR. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA

 LIQUIDADORES: LOS HÉROES DE CHERNOBYL  “CHERNÓBIL, LA NOCHE DEL FIN DEL MUNDO” 
 
Dr. Adolfo Vásquez Rocca 
 
 

Pintura y Texto

LIQUIDADORES DE CHERNOBYL:  

El Frágil respiro de los Muertos”. 

LIQUIDADORES DE CHERNOBYL:
- El frágil respiro de los muertos”.
Obra de Adolfo Vásquez Rocca

Descripción de la obra

Obra: “LIQUIDADORES DE CHERNOBYL - El frágil respiro de los muertos”.
http://www.artelista.com/obra/2610966797031043-liquidadores-de-chernobyl.html
Autor: Adolfo Vásquez Rocca
Colección: La Condición Posthumana
Técnica: Oleo sobre Tela - Oil on canvas
Año: 2014 




 
Referencia: 
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "PETER SLOTERDIJK: TEMBLORES DE AIRE, ATMOTERRORISMO Y CREPÚSCULO DE LA INMUNIDAD", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 -1º / 1 | pp. 159-168.



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LIQUIDADORES: LOS HÉROES DE CHERNOBYL
CHERNÓBIL, LA NOCHE DEL FIN DEL MUNDO”
ликвида́торы

Adolfo Vásquez Rocca


Liquidador (en ruso: ликвида́торы) es el nombre que se dio a cada una de las aproximadamente 600.000 personas que se ocuparon de minimizar las consecuencias del desastre del 26 de abril de 1986 en Chernobyl.


Año 1986, Ucrania, Unión Soviética. Tras el accidente de la central nuclear de Chernobyl, un número de voluntarios, entre ellos bomberos, obreros y científicos, trabajaron para eliminar parte de los residuos tóxicos y reducir las consecuencias del desastre. Esos voluntarios fueron conocidos como "Liquidadores".


Gran parte de los liquidadores recibieron la medalla de "Héroe de la Unión Soviética". Desgraciadamente, muchos de los liquidadores sufrieron efectos secundarios y miles de ellos murieron.

Si una persona se somete a 400 roentgens en una hora, se considera una dosis letal y puede morir en cualquier momento. La radiación que había en Chernobyl era aproximadamente de 7.000 a 10.000 roentgens. En ciertas ocasiones la radiación llegó a los 30.000 - 40.000 roentgens, una cantidad 50.000.000 superior a la que un humano puede soportar, cosa que supone la muerte en unos pocos minutos.


Nunca se supo la cifra exacta de liquidadores muertos, pero según Georgy Lepnin, un médico bielorruso que trabajaba allí, "100.000 liquidadores han muerto." Actualmente, se cree que hay un número de 60.000 muertos y 165.000 liquidadores discapacitados.

Hoy en día, poca gente recuerda quiénes fueron los liquidadores. Son héroes olvidados.


Adolfo Vásquez Rocca Sloterdijk Atmoterrorismo Temblores de Aire 



2.-


En la tarde del viernes 25 de abril de 1986, la plantilla del reactor número 4 del complejo nuclear de Lenin, ubicada en Ucrania, a 18km al Noroeste de la ciudad de Chernobyl, se preparó para realizar un experimento para el día siguiente.
El objetivo era saber el tiempo que aguantarían las turbinas girando y produciendo energía si se producía una caída del suministro eléctrico. La prueba debería haberse realizado tres años antes, pero fueron posponiéndola hasta la fecha de la catástrofe. Como parte de la preparación desactivaron algunos sistemas de control críticos, incluyendo los mecanismos de seguridad para la parada automática. A partir de la 1:00 de la madrugada del 26 de abril se produjo una caída del caudal de agua de refrigeración y la potencia de la central comenzó a subir. A la 1:07 comienzan a oír ruidos extraños que provenían del reactor, pero hicieron caso omiso y continuaron con la experiencia, los técnicos no querían detener la reacción en cadena en el reactor para evitar un fenómeno conocido como envenenamiento por xenón. A la 1:23, quisieron bajar de nuevo las barras de control usando el botón de SCRAM de emergencia, estas no respondieron debido a que posiblemente ya estaban deformadas por el calor y las desconectaron para permitirles caer por gravedad. Se oyeron fuertes ruidos y entonces se produjo una explosión causada por la formación de una nube de hidrógeno dentro del núcleo, que hizo volar el techo de 100 toneladas del reactor provocando un incendio en la planta. Hubo una fusión del núcleo del reactor y luego una segunda explosión que arrancó fragmentos del ardiente y altamente radiactivo núcleo de combustible nuclear. La entrada de aire provocó la combustión de varias toneladas de bloques aislantes de grafito que, cuando empieza a quemarse, es casi imposible de detener.




Minutos después del accidente, todos los bomberos militares asignados a la central ya estaban en camino y preparados para controlar el desastre. Las llamas afectaban a varios pisos del reactor 4 y se acercaban peligrosamente al edificio donde se encontraba el reactor 3. El comportamiento heroico de los bomberos durante las tres primeras horas del accidente evitó que el fuego se extendiera al resto de la central.


La central queda prácticamente a oscuras, los supervivientes de la explosión al salir al exterior comienzan a sentir mareos y nauseas y ven como sus pieles han oscurecido. Tras ser trasladados al hospital Número 6 de Moscú, muchos murieron tras una larga agonía, otros tenían los órganos prácticamente disueltos.


La explosión liberó una cantidad de radioactividad al medioambiente 200 veces mayor que la desprendida conjuntamente por las bombas atómicas lanzadas en 1945, por Estados Unidos en la segunda guerra mundial, en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Un 25% de las emisiones de radioactividad, se produjeron en las 24 horas siguientes a la explosión del reactor; el resto fue emitido en el transcurso de los nueve días siguiente que duró el intenso incendio declarado.


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Los elementos que contaminaron Chernóbil se componen de: Iodo 131; (131I) 8 días, Cesio 137 (137Cs) 30 años, Estroncio 90 (90Sr) 90 años, Xenón 133 (133Xe) 6 siglos, Plutonio 239 (239Pu) 24.000 años.


Las evidencias iniciales de que un grave escape de material radiactivo había ocurrido en Chernóbil no vinieron de las autoridades soviéticas sino de Suecia, donde el 27 de abril se encontraron partículas radiactivas en las ropas de los trabajadores de la central nuclear de Forsmark (a unos 1.100 km de la central de Chernóbil). Los investigadores suecos, después de determinar que no había escapes en la central sueca, dedujeron que la radiactividad debía provenir de la zona fronteriza entre Ucrania y Bielorrusia, dados los vientos dominantes en aquellos días.


La nube, arrastrada por el viento, afectó, además de la zona próxima a la central, miles de kilómetros; contaminando grandes áreas de Bielorrusia, Ucrania, Rusia, amplias zonas de Asia y la mayor parte de Europa. La nube radioactiva alcanzó España, especialmente las comunidades autónomas de Cataluña y Baleares.


Más 800.000 personas, los llamados "liquidadores", fueron los responsables de la extinción del fuego y otras tares de urgencia en los días inmediatos al accidente. Estos héroes a la fuerza, trabajaron casi sin protección y sin control de las elevadas dosis de radiación a las cuales estaban expuestos. Se armaban con un traje de plomo y que pesaba alrededor de los 40 kg, y una máLa misión era subir al techo del reactor durante unos 40 segundos y echar los escombros al agujero de donde emanaba la radiactividad, el gobierno les prometió una enorme recompensa (multiplicada por 6), los hombres aceptaron encantados el acuerdo, a muchos soldados se les ofrecía el terminar su carrera militar a cambio de hacer esta faena. Muchos tuvieron efectos secundarios y aproximadamente 100.000 liquidadores murieron.scara llamada morro de cerdo por las heridas que dejaba en la cara.


Según datos oficiales, más de 400.000 personas se vieron forzadas a dejar sus hogares. Otros muchos centenares de miles no han sido evacuados por falta de presupuesto. En general, la evacuación se realizó de forma ineficaz y con gran retraso. Así, la población al completo en un perímetro de 30 Km. alrededor de la central, no fue evacuada hasta el 21 de mayo de 1986.


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Sin embargo, el peligro no ha pasado debido a que más de 100 toneladas de combustible nuclear y una cantidad mayor de 400 kilos de un material altamente radiactivo, como lo es el plutonio, continúan en el interior de las ruinas de lo que fue un reactor nuclear.
Para evitar la liberación de más radioactividad se tuvo que realizar una construcción, apresurada y en condiciones difíciles, de acero y hormigón de 50 metros de altura: el sarcófago. Actualmente dicha construcción sufre una gran debilidad estructural, sin contar que se encuentra ya en condiciones lamentables; deja escapar radioactividad de forma continua por más de 200 m2 de grietas.




En la actualidad, más de cinco millones de personas viven en zonas todavía contaminadas con material radiactivo. Muchos de ellos sufren niveles elevados de ansiedad, síntomas físicos muy diversos sin explicación médica y una mala salud subjetiva en comparación con los habitantes de zonas no expuestas. La desafortunada combinación de vivir en tierra contaminada y el consumo de alimentos afectados por la radioactividad está incrementando y agudizando los daños sobre la salud.


Además de las víctimas mortales ya mencionadas y las malformaciones congénitas y deformaciones que, como consecuencia de las mutaciones, están apareciendo entre la población nacida después del accidente, los índices de diversas enfermedades están aumentando en todo el área afectada. Llevando a 380.000 la cifra de los niños afectados.


Pripyat, la ciudad envenenada


Fue fundada el 4 de febrero de 1970 para dar hogar a los trabajadores de la Central Nuclear y a sus familias. Debido a su estratégica posición geográfica en un clima relativamente templado y un suelo muy fértil, cerca de una estación de tren, una autopista y, por supuesto, el río Prípiat la ciudad comenzó a desarrollarse, convirtiéndose en una de las zonas más agradables para vivir de la antigua URSS.


Actualmente no tiene ningún habitante, más que investigadores, científicos y fuerzas de seguridad que custodian la zona de exclusión. La ciudad es ahora un museo de la era soviética tardía, tiene muchos edificios de apartamentos, dentro de los cuales se encuentran abandonadas fotografías, juguetes de niños, ropa y otros objetos personales.
También hay restaurantes, plazas de juego, hospitales, escuelas y gimnasios abandonados. Debido al inexistente mantenimiento de las construcciones, dentro de ellas el moho, los hongos y las plantas han crecido gracias a la humedad producida al derretirse la nieve de invierno.
La ciudad quedó totalmente suspendida, una muestra de ello es que aún se encuentran símbolos comunistas en los panoramas, por ejemplo, en la casa de voto, todavía están las urnas y los carteles que se mostrarían el 1 de mayo. Sobre el edificio de gobierno, aún están los escudos de la URSS y de la República Socialista Soviética de Ucrania; e incluso partes del himno de la URSS escritas en un edificio.
Después de la catástrofe algunas agencias de turismo intentaron organizar viajes a la ciudad.El primer grupo turista habría pagado 1.200 hryvnia (1 euro = 6,1251 hrn) por una excursión de 2 horas de duración y, 15minutos después, solo querían salir de aquel lugar inmerso en un silencio escalofriante. Hay numerosos lugares estructuralmente inseguros o con radiación intensa. Es menos peligroso permanecer al aire libre en esta ciudad fantasma que dentro de las casas, donde se concentra la radiación, por lo que los militares se han encargado de abrir puertas y ventanas para reducir el riego a los visitantes.
Se estima que la zona no será habitable hasta dentro de varios siglos por las concentraciones de elementos radiactivos y la radiación no desaparecerá de forma absoluta hasta dentro de 24 milenios (que es lo que se cree que tarda el plutonio en extinguirse). Prácticamente, cualquier persona puede entrar a la ciudad, pero es recomendable llevar un dosímetro y no quedarse de noche debido a la presencia de animales salvajes. Pese a esta situación, hay quienes han regresado a sus antiguas casas y que, haciendo caso omiso de los peligros en la zona, han vuelto a cultivar el suelo.

​AVRocca​

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La Catástrofe de Chernóbil


En la tarde del viernes 25 de abril de 1986, la plantilla del reactor número 4 del complejo nuclear de Lenin, ubicada en Ucrania, a 18km al Noroeste de la ciudad de Chernobyl, se preparó para realizar un experimento para el día siguiente.
El objetivo era saber el tiempo que aguantarían las turbinas girando y produciendo energía si se producía una caída del suministro eléctrico. La prueba debería haberse realizado tres años antes, pero fueron posponiéndola hasta la fecha de la catástrofe. Como parte de la preparación desactivaron algunos sistemas de control críticos, incluyendo los mecanismos de seguridad para la parada automática. A partir de la 1:00 de la madrugada del 26 de abril se produjo una caída del caudal de agua de refrigeración y la potencia de la central comenzó a subir. A la 1:07 comienzan a oír ruidos extraños que provenían del reactor, pero hicieron caso omiso y continuaron con la experiencia, los técnicos no querían detener la reacción en cadena en el reactor para evitar un fenómeno conocido como envenenamiento por xenón. A la 1:23, quisieron bajar de nuevo las barras de control usando el botón de SCRAM de emergencia, estas no respondieron debido a que posiblemente ya estaban deformadas por el calor y las desconectaron para permitirles caer por gravedad. Se oyeron fuertes ruidos y entonces se produjo una explosión causada por la formación de una nube de hidrógeno dentro del núcleo, que hizo volar el techo de 100 toneladas del reactor provocando un incendio en la planta. Hubo una fusión del núcleo del reactor y luego una segunda explosión que arrancó fragmentos del ardiente y altamente radiactivo núcleo de combustible nuclear. La entrada de aire provocó la combustión de varias toneladas de bloques aislantes de grafito que, cuando empieza a quemarse, es casi imposible de detener.


Minutos después del accidente, todos los bomberos militares asignados a la central ya estaban en camino y preparados para controlar el desastre. Las llamas afectaban a varios pisos del reactor 4 y se acercaban peligrosamente al edificio donde se encontraba el reactor 3. El comportamiento heroico de los bomberos durante las tres primeras horas del accidente evitó que el fuego se extendiera al resto de la central.


La central queda prácticamente a oscuras, los supervivientes de la explosión al salir al exterior comienzan a sentir mareos y nauseas y ven como sus pieles han oscurecido. Tras ser trasladados al hospital Número 6 de Moscú, muchos murieron tras una larga agonía, otros tenían los órganos prácticamente disueltos.


La explosión liberó una cantidad de radioactividad al medioambiente 200 veces mayor que la desprendida conjuntamente por las bombas atómicas lanzadas en 1945, por Estados Unidos en la segunda guerra mundial, en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Un 25% de las emisiones de radioactividad, se produjeron en las 24 horas siguientes a la explosión del reactor; el resto fue emitido en el transcurso de los nueve días siguiente que duró el intenso incendio declarado.



Los elementos que contaminaron Chernóbil se componen de: Iodo 131; (131I) 8 días, Cesio 137 (137Cs) 30 años, Estroncio 90 (90Sr) 90 años, Xenón 133 (133Xe) 6 siglos, Plutonio 239 (239Pu) 24.000 años.


Las evidencias iniciales de que un grave escape de material radiactivo había ocurrido en Chernóbil no vinieron de las autoridades soviéticas sino de Suecia, donde el 27 de abril se encontraron partículas radiactivas en las ropas de los trabajadores de la central nuclear de Forsmark (a unos 1.100 km de la central de Chernóbil). Los investigadores suecos, después de determinar que no había escapes en la central sueca, dedujeron que la radiactividad debía provenir de la zona fronteriza entre Ucrania y Bielorrusia, dados los vientos dominantes en aquellos días.



La nube, arrastrada por el viento, afectó, además de la zona próxima a la central, miles de kilómetros; contaminando grandes áreas de Bielorrusia, Ucrania, Rusia, amplias zonas de Asia y la mayor parte de Europa. La nube radioactiva alcanzó España, especialmente las comunidades autónomas de Cataluña y Baleares.


Más 800.000 personas, los llamados "liquidadores", fueron los responsables de la extinción del fuego y otras tares de urgencia en los días inmediatos al accidente. Estos héroes a la fuerza, trabajaron casi sin protección y sin control de las elevadas dosis de radiación a las cuales estaban expuestos. Se armaban con un traje de plomo y que pesaba alrededor de los 40 kg, y una máscara llamada morro de cerdo por las heridas que dejaba en la cara.


La misión era subir al techo del reactor durante unos 40 segundos y echar los escombros al agujero de donde emanaba la radiactividad, el gobierno les prometió una enorme recompensa (multiplicada por 6), los hombres aceptaron encantados el acuerdo, a muchos soldados se les ofrecía el terminar su carrera militar a cambio de hacer esta faena. Muchos tuvieron efectos secundarios y aproximadamente 100.000 liquidadores murieron.


Detalle de la parte central de la medalla que se hizo circular entre los Liquidadores. Representa una gota de sangre atravesada por las radiaciones con los signos griegos de alfa, beta y gama.


El monumento a las víctimas de la catástrofe de Chernobyl, una escultura que representa a un hombre crucificado bajo un hongo radiactivo que lo envuelve.


Según datos oficiales, más de 400.000 personas se vieron forzadas a dejar sus hogares. Otros muchos centenares de miles no han sido evacuados por falta de presupuesto. En general, la evacuación se realizó de forma ineficaz y con gran retraso. Así, la población al completo en un perímetro de 30 Km. alrededor de la central, no fue evacuada hasta el 21 de mayo de 1986.



Sin embargo, el peligro no ha pasado debido a que más de 100 toneladas de combustible nuclear y una cantidad mayor de 400 kilos de un material altamente radiactivo, como lo es el plutonio, continúan en el interior de las ruinas de lo que fue un reactor nuclear.
Para evitar la liberación de más radioactividad se tuvo que realizar una construcción, apresurada y en condiciones difíciles, de acero y hormigón de 50 metros de altura: el sarcófago. Actualmente dicha construcción sufre una gran debilidad estructural, sin contar que se encuentra ya en condiciones lamentables; deja escapar radioactividad de forma continua por más de 200 m2 de grietas.

Adolfo Vásquez Rocca Sloterdijk Atmoterrorismo Temblores de Aire 



En la actualidad, más de cinco millones de personas viven en zonas todavía contaminadas con material radiactivo. Muchos de ellos sufren niveles elevados de ansiedad, síntomas físicos muy diversos sin explicación médica y una mala salud subjetiva en comparación con los habitantes de zonas no expuestas. La desafortunada combinación de vivir en tierra contaminada y el consumo de alimentos afectados por la radioactividad está incrementando y agudizando los daños sobre la salud.


Además de las víctimas mortales ya mencionadas y las malformaciones congénitas y deformaciones que, como consecuencia de las mutaciones, están apareciendo entre la población nacida después del accidente, los índices de diversas enfermedades están aumentando en todo el área afectada. Llevando a 380.000 la cifra de los niños afectados.



Pripyat, la ciudad envenenada


Fue fundada el 4 de febrero de 1970 para dar hogar a los trabajadores de la Central Nuclear y a sus familias. Debido a su estratégica posición geográfica en un clima relativamente templado y un suelo muy fértil, cerca de una estación de tren, una autopista y, por supuesto, el río Prípiat la ciudad comenzó a desarrollarse, convirtiéndose en una de las zonas más agradables para vivir de la antigua URSS.


Actualmente no tiene ningún habitante, más que investigadores, científicos y fuerzas de seguridad que custodian la zona de exclusión. La ciudad es ahora un museo de la era soviética tardía, tiene muchos edificios de apartamentos, dentro de los cuales se encuentran abandonadas fotografías, juguetes de niños, ropa y otros objetos personales.



También hay restaurantes, plazas de juego, hospitales, escuelas y gimnasios abandonados. Debido al inexistente mantenimiento de las construcciones, dentro de ellas el moho, los hongos y las plantas han crecido gracias a la humedad producida al derretirse la nieve de invierno.



La ciudad quedó totalmente suspendida, una muestra de ello es que aún se encuentran símbolos comunistas en los panoramas, por ejemplo, en la casa de voto, todavía están las urnas y los carteles que se mostrarían el 1 de mayo. Sobre el edificio de gobierno, aún están los escudos de la URSS y de la República Socialista Soviética de Ucrania; e incluso partes del himno de la URSS escritas en un edificio.





Después de la catástrofe algunas agencias de turismo intentaron organizar viajes a la ciudad.El primer grupo turista habría pagado 1.200 hryvnia (1 euro = 6,1251 hrn) por una excursión de 2 horas de duración y, 15minutos después, solo querían salir de aquel lugar inmerso en un silencio escalofriante. Hay numerosos lugares estructuralmente inseguros o con radiación intensa. Es menos peligroso permanecer al aire libre en esta ciudad fantasma que dentro de las casas, donde se concentra la radiación, por lo que los militares se han encargado de abrir puertas y ventanas para reducir el riego a los visitantes.


Se estima que la zona no será habitable hasta dentro de varios siglos por las concentraciones de elementos radiactivos y la radiación no desaparecerá de forma absoluta hasta dentro de 24 milenios (que es lo que se cree que tarda el plutonio en extinguirse). Prácticamente, cualquier persona puede entrar a la ciudad, pero es recomendable llevar un dosímetro y no quedarse de noche debido a la presencia de animales salvajes. Pese a esta situación, hay quienes han regresado a sus antiguas casas y que, haciendo caso omiso de los peligros en la zona, han vuelto a cultivar el suelo.


Existen sitios donde las personas no se atreven a ir, como lo es el cementerio debido a que una gran parte del grafito radioactivo del núcleo del reactor está enterrado allí. Es de resaltar que es uno de los lugares más tóxicos de la Tierra.


Chernóbil, la noche del fin del mundo”

Se trata de un documental español presentado por Iker Jiménez que cuenta todos los detalles de la catástrofe y aporta otros muchos datos interesantes.

Imágenes integradas 3


Aunque personalmente prefiero el documental "La batalla de Chernobyl" dirigido por Thomas Jhonson y que explica mucho mejor lo que allí sucedió y no es tan sensacionalista como el primero. Dura unos 92 minutos aproximadamente.


Y para los que no quieran tragarse más de una hora de documental y estén más interesados en lo que ocurrió en la central y no en las consecuencias posteriores les recomiendo "Segundos Catastróficos: La tragedia de Chernobyl". Es un documental de National Geographic que explica segundo a segundo cual fue la cadena de errores que se cometió antes de la explosión del reactor. Tan sólo dura unos 47 minutos.
​Atte.

Adolfo Vásquez Rocca D. Phil​
 
Vásquez Rocca, Adolfo, "Peter Sloterdijk: Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la inmunidad", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 -1º / 1 | pp. 159-168
 

Adolfo Vásquez Rocca

 Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Universidad Andrés Bello UNAB
Universidad Complutense de Madrid
Eastern Mediterranean University - Academia.edu
E-mail: adolfovrocca@gmail.com
   

TRAYECTORIA ACADÉMICA



Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, mención Filosofía Contemporánea y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. Profesor de la Escuela de Periodismo, Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB Santiago. Profesor PEL Programa Especial de Licenciatura en Diseño, UNAB – DUOC UC  – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación Hombre y Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México.  –Miembro del Consejo Editorial Internacional de la 'Fundación Ética Mundial' de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de 'Konvergencias', Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina.  Miembro del Consejo Editorial Internacional de Revista Praxis –Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional UNA, Costa Rica. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia –Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador–.  –Secretario Ejecutivo de Revista Philosophica  PUCV. –Asesor Consultivo de Enfocarte –Revista de Arte y Literatura– Cataluña / Gijón, Asturias, España. –Miembro del Consejo Editorial Internacional de 'Reflexiones Marginales' –Revista de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM. –Editor Asociado de Societarts, Revista de artes y humanidades, adscrita a la Universidad Autónoma de Baja California. –Miembro del Comité Editorial de International Journal of Safety and Security in Tourism and Hospitality, publicación científica de la Universidad de Palermo. –Miembro Titular del Consejo Editorial Internacional de Errancia,  Revista de Psicoanálisis, Teoría Crítica y Cultura –UNAM– Universidad Nacional Autónoma de México. –Miembro del Consejo Editorial de Revista “Campos en Ciencias Sociales”, Universidad Santo Tomás  © , Bogotá, Colombia. –Miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) con sede en Bruselas, Bélgica.  Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo TheoriaProyecto europeo de Investigaciones de Postgrado –UCM.  Eastern Mediterranean University - Academia.edu. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. –Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago –dirigida por el Dr. Humberto Maturana. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Artista conceptual. Crítico de Arte. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial  de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España,  2008.  Invitado especial a la International Conference de la Trienal de Arquitectura de Lisboa | Lisbon Architecture Triennale 2011. Traducido al Francés - Publicado en la sección  Architecture de la Anthologie: Le Néant Dans la Pensée Contemporaine . Publications du Centre Français d'Iconologie Comparée CFIC, Bès Editions , París, ©  2012. Profesor de Postgrado, Magister en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor 2013.


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LIBROS


VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo

Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial  de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España,  2008. 221 páginas | I.S.B.N.: 978-84-7822-523-1
 
 
 
 
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Sloterdijk; Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la inmunidad

Dr. Adolfo Vásquez Rocca - PUCV - Universidad Andrés Bello
Resumen Se indaga a partir del análisis de Temblores de aire de Peter Sloterdijk los orígenes y naturaleza del terrorismo moderno, dando cuenta de una cierta racionalidad del terror la cual se articula bajo la lógica del pánico como argumento central de la política. Se reflexiona en torno a la originalidad de nuestra época a partir de la práctica del terrorismo, considerando el concepto de diseño productivo en él implícito, particularmente la manipulación del medio ambiente como dispensador de un nuevo estilo de muerte: el modelo atmoterrorista.

Palabras Clave Terrorismo, atmósfera, medio ambiente, aire, respiración, seguridad, miedo, atmoterrorismo, armas, guerra, tecnología, política, Estado-nación.

1.- Temblores de aire; el frágil respiro de los muertos.
En su obra Temblores de aire1 Sloterdijk se interna en las fuentes del terror, corriendo la niebla, buscando luz en el crepúsculo de la inmunidad, Sloterdijk mueve provocadoramente su pensamiento. Este escrito se arma bajo la lógica del pánico como argumento central de la política. Escrito entre la voladura de los rascacielos de Nueva York y el secuestro por un comando checheno de los asistentes al teatro de Moscú. Asalto cuya conclusión -que todavía suscita discusiones en torno a si los gases empleados eran enervantes, anestésicos o una mezcla inodora e incolora de ambos- parece la confirmación empírica de la fantasía profética de Haslinger, citada por Sloterdijk, cuando imagina en Opernhall la ópera de Viena convertida por unos criminales en una gran cámara de gas.
Sloterdijk plantea en Temblores de aire2 algo acerca de este tipo de espanto cuando estudia detalladamente la originalidad de esta época, al considerar a la práctica del terrorismo, el concepto de diseño productivo y la reflexión en torno al medio ambiente como un tríptico organizador de un estilo de muerte: el modelo atmoterrorista y la guerra del gas. Es desde el medio ambiente, desde la necesidad elemental del respirar que proviene el cambio en los medios de agresión al semejante. Se arrebata la vida arrebatando los medios que permiten vivir, en una comedia económica de la asfixia.
Es así como Sloterdijk sindica el 22 de abril de 1915 como el comienzo, de una nueva era en nuestro presente: los alemanes derraman sobre las trincheras francesas ayudados por vientos favorables 5.700 botellas de gas mostaza. Fecha iniciática, según Peter Sloterdijk, o punto de inflexión en una genealogía de las armas de guerra que marcará la introducción del medio ambiente en la contienda entre facciones. El campo de batalla se ha ampliado hasta la atmósfera. Dos variables, desconocidas a nivel masivo -pero con algún precedente histórico- entran en juego en el gran arte de la guerra: la colaboración del individuo en su propia destrucción -a través de los procesos vitales que exigen la apropiación del medio ambiente- y una nueva dimensión, el tiempo, expresada a través de la latencia en la atmósfera de determinadas sustancias invisibles, y a través de la incubación en el cuerpo de esos mismos agentes. Tras formarse una espesa nube de seis kilómetros de ancho que el viento hacía avanzar; los soldados no podían dejar de respirar, y respirar era intoxicarse. Se inició el dominio del aire para sembrar terror.
El terrorismo asociado al paroxismo de las tecnologías de manipulación del medio ambiente amenaza con eliminar las condiciones de vida de toda la especie. Una ataque químico o bacteriológico como posibilidad de las nuevas formas del terrorismo, eliminarían de modo radical la capacidad de vivir, no apuntando ya sólo al cuerpo del enemigo según los métodos de la guerra convencional, sino estableciendo las condiciones de imposibilidad para la vida de ese cuerpo, que por respirar, actividad necesaria para la vida, aspira gas letal y se suicida. No hay pues refugio frente a esa guerra o a ese terrorismo de la misma forma que no hay abrigo en la guerra total asociada a la movilización total de Jünger.3 En ambos casos, el de la saturación del espacio y el de la movilización total, no hay ni tiempo ni lugar para reflexionar y desde el que ejercer la autonomía personal. Aplicando las categorías de la filosofía posmoderna puede señalarse que ya no hay distinción entre el interior y el exterior, no hay nada interno, latente, oculto ni por descubrir, todo está ahí fuera obscenamente alcanzable y visible, se trata como diría Baudrillard de la Transparencia del mal4.
Para Sloterdijk son precisamente estas condiciones de exposición total y de vulnerabilidad lo que opera los factores de perturbación, las condiciones intelectuales de esta época requieren -como resguardo- aprender la desconfianza, pero ¿cómo desconfiar del aire?
Introducido el medio ambiente en la lucha entre facciones, las interacciones entre enemigos ponen al descubierto la vulnerabilidad de la respiración. El modelo atmoterrorista (y atmo es aire), por su alto nivel de abstracción y distancia de las víctimas, fragmenta la cadena de responsabilidades; además, es un método que se distribuye de inmediato en ambos lados del conflicto, por lo cual el terrorismo es un modo de luchar que no trata de apropiarse de la libertad del otro, sino de impedir que el otro tenga libertad de disfrutar de su medio.
Sloterdijk nos presenta el paradigma del humanismo y del terrorismo hermanados en la figura del Profesor en Química Fritz Haber (1868-1934) responsable del "Instituto Emperador Guillermo de Dahlem para la Investigación químico-física y electroquímica". Premio Nobel en 1918 fue asimismo asociado a la organización de la guerra química en la primera guerra mundial, padre de la máscara de gas y promotor de la llamada "campaña contra la eliminación de parásitos" en el campo agrícola. Todos estos laureles no impidieron que en su momento tuviese que emigrar en 1933 debido a su ascendiente judío, después de que todavía en el verano había asesorado al mando militar del Reich en cuestiones de gas tóxico. Murió en Basilea en 1934, en viaje a Palestina. Algunos de sus familiares perdieron la vida en los campos de Auschwitz, gaseados. Desinfectar con gases tóxicos a Europa de los sujetos impuros y animales fue parte de la fase atmosférica del genocidio.
Hijo de la alianza entre ciencia y aparato militar, encarnado por Fritz Haber5, el temblor del aire condensa el ideal de desinfección con el racismo (el Ciclón A se inventa en 1920 para desinfectar estancias plagadas de insectos; el Ciclón B será utilizado para exterminar judíos). La técnica permitirá diferenciar el interior del exterior, y así se hará, en 1924, la primera cámara de gas "civil", en Nevada, para ejecutar la condena a muerte; el interior puede ser un tren subterráneo, y así el gas sarín llevado en bolsas podrá ser liberado por los seguidores de una secta. La verdad suprema se baja del vagón y dejan el tóxico en las entrañas de Tokyo.
El temblor es un matadero, sea un incendio como el de Dresde, o una nube como el Napalm con el que EE.UU. envolvió a Vietnam, o un experimento como el de los rusos en una isla con cientos de monos expuestos a bombas químicas. Temblamos todos, privados de la envoltura natural del aire.
Bajo un aire cada vez más turbio y asfixiante, la ilusión de cerrar una atmósfera. La aireación, el air-design, la aromatización y el confort olfativo construyen constelaciones atmosféricas, pero apenas sólo la ilusión de amparo. Y es que, como lo señaló Canetti6, a nada se encuentra tan abierto el hombre como al aire. Somos respiradores, pero bajo una atmósfera profanada y con formas de vida desmoronadas. "El terror hace explícito qué es el medio ambiente bajo el sesgo de su vulnerabilidad; la iconoclasia hace explícito qué es la cultura al experimentarla desde su posibilidad de ser parodiada; la ciencia hace explícito qué es la naturaleza primaria bajo la perspectiva de su contingencia a tenor de los avances tecnológicos". Sloterdijk hace notar ciertas perplejidades a las que nos enfrenta el atmoterrorismo, cuestiones como que la ineludible costumbre de respirar es la que se vuelve contra aquellos que respiran, por cuanto estos, a fuerza de seguir la práctica de ese elemental hábito, se convierten en involuntarios cómplices de su propia destrucción. Después de los ataques con gas tóxico, el aire perdió su inocencia. Y los signos se cubrieron de fango. Todo podría estar latentemente contaminado o intoxicado.
Hasta el siglo XX la política y la guerra moderna tuvieron lugar en torno del Estado-nación, una entidad fija en un territorio extenso con una población relativamente repartida. Existía un campo de batalla, un escenario bélico, un terreno donde los ejércitos podían enfrentarse, para desde allí eventualmente proceder a la conquista territorial, de la cual las ciudades eran el último escenario de lucha. Las guerras mundiales, sobre todo la Segunda, marcaron un quiebre destinado a perdurar: la ciudad pasó a ser blanco de los ataques militares con bombardeos a la población civil. La estrategia militar evidentemente había tomado nota del formidable cambio por el que las poblaciones abandonaron las bastas extensiones para concentrarse en territorios pequeños como las ciudades. Atacar una ciudad sería, a partir de entonces, un hecho político. Para autores como Virilio, pero sobre todo Sloterdijk, aquí nace la lógica del terrorismo moderno y así lo expone en Temblores de aire7.
.- El régimen del sabotaje y la lógica del pánico como argumento central de la política.










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Vásquez Rocca, Adolfo,  "Peter Sloterdijk: Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la inmunidad", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 -1º / 1 | pp. 159-168
http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk3.pdf



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